Después de un día intenso, por la llegada de cientos de miembros de la Orden desde todas partes del mundo, dos discípulos se refrescaban en las aguas del río del ashram, preparándose para la meditación.
¡Mira!, le dijo uno al otro: ¡cómo te creció tu panza en tu puesto de director!. Me creció como la panza del Buddha Japonés, le contestó.El Maestro escuchó el diálogo...