¿Por
qué todos los grupos tienen sus divisiones y separaciones, ¿y si todos
pudieran estar unidos?, comentaba una asistente para ganar tiempo a lo
imprevisto.
Los directores de la sala se pusieron inquietos, miraban ansiosos, buscando entre la multitud quien de los discípulos podría suplir la dirección de la práctica.
Y así fue cuando en un desafortunado u oportuno instante, recién bañado de la práctica de la mañana, apareció un discípulo despreocupado conversando amenamente con sus compañeros sobre el significado del día.
Sin preámbulo el director del Centro le dijo: ¡a Ud. le toca!
Asumió el reto, como si ya estuviera acostumbrado, como un jugador experto regocijado ante una apuesta y desafío. Tomo consciencia de sus 4 potencialidades de la realidad , entre las columnas del tiempo y espacio, miró al fuego eterno invocando al ser del Maestro en su Propio Ser, y así como tantas veces lo había hecho, disfrutó la magia ceremonial como un niño “sapoteando” en un charco de agua.
Al terminar, se refirió al día, comentó algunas anécdotas y viendo la cara de disolución de la mayoría se proponía dar por finalizado el asunto, pero una voz enérgica del fondo llamó la atención del auditorio:
- ¿Por qué todos los grupos tienen sus divisiones, separaciones, si todos podrían estar
unidos?
-Porque es una ley, la ley que opera en la separación del feto y la madre al nacer el niño, la misma ley que separa a los hijos de los padres para realizar su destino, después de los 21 años si no fue antes, la misma ley que opera en el Gurú que deja su familia para abrirse a su Misión en el planeta. Así en el mundo somático, en el alma y en el Ser pasa igual. Y miles de expresiones más donde la ley actúa separando para recobrar la unidad.
-¿Cómo es eso?, no entiendo,
-Usted tiene una familia, ¿qué edad tiene?
-Sí, tengo 35 años y vivo con mis padres.
-Entonces Ud. tiene tendencia diabética, y se siente la unidad de la familia.
-Sí, como lo sabe.
El páncreas es el órgano que se encarga de la separación, si negamos la separación de nuestros padres, de nuestra familia o nuestro deber de separanos del grupo de hermanos de alguna congregación por algún motivo manipulador de conveniencia, nos convertimos en abanderados de la unidad familiar, perdiendo nuestra vista de la realidad y de la vida. Literalmente nos volvemos ciegos.
Entonces nos metemos en una congregación, grupo, con la oportunidad de que eso no pase, pero indudablemente en algún momento pasa.
-Hoy para remediar eso vamos todos a su casa a cenar porque todos debemos estar unidos y Ud. nos tiene que abrir su puerta de su casa, y ser una sola familia para mantener la unidad.
-Mis padres me echarían.
-Eso es lo que tendrían que hacer porque no se ocupa de construir su vida.
-Cuando realice su hogar, seguirá compartiendo con sus padres lo que ha producido, sino se volverá estéril para la sociedad.
-Desde el punto de vista de nuestra Misión, El Maestro decía que en ésta Era, cada once años viviremos de conmoción en conmoción.
-Lo que separa la mente en el plano material, lo vuelve a reunir en el plano espiritual a través de la Consciencia de las experiencias.
-Y eso es saludable, activaremos el páncreas, no tendremos diabetes, mas energía al cerebro, veremos mejor, construiremos cada uno nuestra propia familia, desarrollaremos nuestro poder de decisión y no de manipulación de los demás. Finalmente gracias a la ley marcial, compartiremos los frutos de la cooperación familiar cada uno con su familia, conformando una fraternidad familiar humana.
Ya, a esta altura del evento, los participantes se iban sigilosamente de la sala, entonces en medio del silencio que se produjo, se escuchó a un viejo hermano recordar:
-Cuando todos los hermanos estaban preocupados por las divisiones que de tanto en tanto ocurrían en el grupo, el Maestro se rascaba la barba, se sonreía y decía:
-¡Lo que la Iniciación trae es VIDA, más VIDA!
Por Sísul. 18-1-2014
