Terapia Holográmica: Sanación del Alma

viernes, 12 de septiembre de 2014

Cuentos para meditar Zen Tao · Esperando un nuevo Sol

En el crepúsculo de los dioses, cuando la noche empezó a reinar entre los hombres, una historiase escribió como leyenda, un reloj marcó por siempre las horas del tiempo perdido, una balada recreo en el arte  el compás de la nostalgia pasada: las luces eternas.
Surgió una elite de chamanes, de cuenteros, de bailarines que se proponían transmitir el lazo del origen hasta el nuevo amanecer. Primero lucharon por imponer  su supremacía ante las vastas legiones de ciegos de la luz  que poblaron el planeta, con sus magias, hechizos y encantamientos, para luego pasar a desarrollar ardides tan perversos que hechizados  por el reloj perdieron la historia, encantados de delirio y frenesí por el movimiento de los cuerpos perdieron la melodía original y la magia quesos tenía al mundo: sólo quedo la marioneta del poder del truco.
Así lentamente, sin que mediara una catástrofe natural o cósmica, en la noche profunda del universo también se oscurecía la noche del alma humana.
Sólo algunos pocos, los hombres invisibles se aparecían y desaparecían entre los hábiles prestidigitadores de libros escritos por los antiguos que denominaron sagrados, y que el pueblo los reconocía como religiosos, la historia cambiaba y se reinterpretaba de acuerdo a la política del tiempo y ya sin magia ni ritmo el cuerpo quedo sin movimiento propio, sin arte,  sólo un soplo de instinto colectivo convulsionando en contorsiones.
Aún hoy en medio de la alborada a un nuevo sol naciente, aún sin resplandor ni asombro se recuerda que en medio de la Oscuridad uno de los invisibles se hizo visible, que fue tanta su luz y su resplandor que cegó a los ciegos  y con su fuego perpetuo quemó hasta las cenizas los libros sagrados,  renaciéndola historia en cada hombre a través de sus vivencias; derritió el mecanismo siniestro del reloj del tiempo que generaba esclavitud y la muerte, renaciéndola experiencia como valor de las historias; y así, cada cosa, cada ser comenzó a moverse en el ritual de la melodía universal danzando en armonía, a la espera de un nuevo amanecer.
 
Por Sisul

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