En medio del río de los Reartes, dos discípulos se refrescaban bajo el sol del verano, charlando amigablemente de las experiencias del año, con sus reposeras clavadas en la arena y el agua hasta las caderas.
El más experimentado decía: ...”todo lo que sucede está dentro del orden de las leyes cósmicas, primero te revelas ante ellas para hacer tus deseos sometidos por ellos en la vida, en vez de servir a la vida te sirves de ella, pero luego con humildad entiendes como decía Bacón: obedeciendo a la naturaleza es como se la somete”. Así entras al mundo causal, nada es casualidad".
En ese instante levantó su mano izquierda acariciando la brisa de la tarde, cuando una abeja que pasaba por la corriente interrumpió su dialogo con un grito de dolor. Sacudiendo su mano vio como la abeja se desprendía forzosamente cayendo a la corriente, mientras que en su dedo anular quedo clavado el aguijón. El novicio le dijo riéndose: ves! no hay casualidades, por algo te picó la abeja.
En los comentarios después de la meditación, el discípulo con el dedo hinchado le preguntó al Maestro:
Maestro, hoy me picó una abeja en la mano, no hay casualidad, ¿no es cierto?. El Maestro lo miró como se mira ante la pregunta de un niño y contó una anécdota: Mi maestro ante la solicitud de ayuda de una señora preocupada por la pérdida de su perrita, le dijo que tomara un vaso y lo diera vuelta y en poco tiempo recobraría a su perrita.
Y bien Maestro, ¿qué tiene que ver con mi dedo?
El maestro friccionándose los ojos finalmente le dijo:
¿No entiendes? La mente incapaz de confiar en el SER que rige el plan cósmico de la vida, tiene miedo, entonces necesita justificar en un “orden” el sentido de la existencia, para que no haya casualidades. El discípulo insistió de nuevo: ¿la picadura de la abeja no fue casualidad?
Entiende de una vez!, mientras sacaba su péndulo en casos muy especiales, como lo hacía su Maestro con el ejemplo del vaso. Invocó al Ser Supremo en su Maestro, y preguntó en voz alta si fue casualidad la picadura de su discípulo. Todos mirando expectantes el giro del péndulo hasta que se definió claramente por la derecha.
En Verdad fue casualidad, dijo el Maestro ante el asombro de todos.
Entonces Ud. tira por tierra la física cuántica y todos los libros de superación personal de moda y hasta el Kybalión. El Maestro lanzó una carcajada como nunca lo habían escuchado y dijo: La mente crea un Orden para justificar la existencia ante el vacío de SER. A eso se dedican los escritores.
¡La Consciencia de SER vive actuando en el JUEGO de las casualidades! A eso se dedican los Discípulos.
Finalmente recogiendo sus elementos de meditación, el Maestro parado ante los asistentes les preguntó:
Finalmente recogiendo sus elementos de meditación, el Maestro parado ante los asistentes les preguntó:
Ustedes ¿de qué quieren actuar en la vida de escritores o de Discípulos?.
Por Sisul.
Por Sisul.
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