Amig@s de RedEHS, les compartimos la continuación (segunda parte) de éste interesante Reportaje
a Bruce Lipton, sobre el efecto de las creencias en la salud.
Usted
insiste en sus libros en que la medicina convencional tampoco tiene en cuenta
los campos energéticos.
Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células. La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible.
Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células. La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible.
Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones,
neutrones. ¿Y qué hay dentro? Energía. La ciencia más reciente indica que el
cuerpo responde a la física cuántica, no la newtoniania. La medicina dice que
quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que
hay que cambiar la energía.Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más
poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico.
Si
todo es energía, ¿los pensamientos también?
La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera.
La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera.
Estaba enseñando en
la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad. La
medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el
placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. Uno se
llama placebo y el otro nocevo. En realidad, no es que sea positivo o negativo,
es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no
tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por tanto,
el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas.
Y eso
enlaza con la física cuántica.
Totalmente. Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado.
Totalmente. Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado.
Usted
ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el
subconsciente.
Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.
Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.
Pero
no lo podemos controlar.
Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.
Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.
¿Eso
significa que, a pesar de la educación voluntariosa de los padres, los niños
absorben también sus enfermedades, o sus actitudes negativas, y así se
‘programa’ su subconsciente?
La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Sería algo así como conducir un coche: si te enseñaron a conducir mal y has automatizado esa forma de conducir, pues lo más probable es que tengas accidentes. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.
La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Sería algo así como conducir un coche: si te enseñaron a conducir mal y has automatizado esa forma de conducir, pues lo más probable es que tengas accidentes. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.
¿Cómo
podemos reprogramar el subconsciente?
Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar
haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Es tu
propio comportamiento el que te lleva ahí, pero no te das cuenta. Al cambiar estos
programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias
maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la
subconsciente también filtra esa informacion, pero no es así. La mente
consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le
enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente,
pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta
que se crea un hábito.
Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice:
“Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se
entera de nada. Entonces, piensas: “¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no
funciona?” Los pensamientos positivos, el conocimiento… solo funcionan el 5%
del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la
razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no
ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente.
Técnicas de psicología basadas en la energía como la hipnosis o el Psych-K son
una manera de cambiar el subconsciente, es como un aprendizaje rápido.
Absolutamente, sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo mis celulas y las tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce.
Ésos receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Así que cojo otra, la enciendo, conecto el canal y vuelvo a ver el programa de Bruce, pero en otra tele, o lo que es lo mismo, en otro ser. Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo.
Ésto explica la reencarnación y quiere decir que
el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí. Nunca había
creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la
vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué
tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo
existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate? Solo con la parte espiritual,
¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas
esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir,
tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en
vibraciones y lo transmite a la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi
fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La
lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo
que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.
Por
Motnse Cano.
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