
Cansado ya de buscar a Dios, el erudito paró a la vera del
camino junto a un mendigo.
-¿Por qué paras de caminar distinguido señor? Yo
solo te puedo ofrecer agua-...
"Por años me dediqué a buscar a Dios y aún no lo he encontrado. Y tú, que
no tienes nada, me ofreces el agua que necesito para seguir mi camino"..
-Si fuera así, contestó el mendigo, no te la daría justo...