Acerca del alma, el carácter & la vocación
Entrevista por Scott London
(Traducción de Enrique Eskenazi)
Scott London: Ud.
ha escrito y dado clases acerca de la necesidad de revisar la
psicoterapia a lo largo de más de tres décadas. Ahora, de improviso, el
público parece receptivo a sus ideas: Ud. figura en las listas de
bestsellers y en las charlas de TV. ¿Por qué cree que su obra
imprevistamente ha tocado una cuerda?
James Hillman:
Creo que está habiendo un cambio de paradigma en la cultura. La antigua
psicología ya no funciona más. Demasiada gente ha estado analizando su
pasado, su niñez, sus recuerdos, sus padres, y dándose cuenta de que
no hace nada- o de que no hace lo suficiente.
James Hillman
London: Ud. no es una figura muy popular dentro del mundo institucional de los terapeutas.
Hillman:
No soy crítico con la gente que hace psicoterapia. Los terapeutas que
están en primera línea tiene que hacer frente a un enorme caudal de los
fracasos sociales, políticos y económicos del capitalismo. Son sinceros
y trabajan duro con muy poca credibilidad, y el sistema y las
compañías farmacéuticas intentan eliminarlos. De modo que realmente no
intento atacarlos. Lo que ataco son las teorías de la psicoterapia. Uno
no ataca a los heridos de Vietnam, sino a la teoría detrás de la
guerra. No es error de nadie que haya luchado en esa guerra. La guerra
misma era el error. Lo mismo ocurre con la psicoterapia. Transforma
todos los problemas en problemas subjetivos, internos. Y no es de allí
de donde vienen los problemas. Provienen del entorno, las ciudades, la
economía, el racismo. Provienen de la arquitectura, de los sistemas de
enseñanza, del capitalismo, de la explotación. Vienen de muchos sitios
que la psicoterapia no trata. La teoría de la psicoterapia lo vuelve
todo sobre ti: tú eres el que está mal. Lo que intento decir es que si
un muchacho tiene problemas o está desanimado, el problema no está
simplemente dentro del muchacho; también está en el sistema, en la
sociedad.
London: No se puede arreglar a la persona sin arreglar la sociedad.
Hillman:
No lo creo. Pero no creo que nada cambie hasta que no cambien las
ideas. El punto de vista corriente de los norteamericanos consiste en
creer que algo está mal en la persona. Tratamos a las personas de la
misma manera que tratamos a los coches. Llevamos el pobre muchacho al
doctor y preguntamos "qué no funciona en él, cuánto costará y cuándo
podemos pasar a buscarlo". No podemos cambiar nada hasta que tengamos
ideas frescas, hasta que empecemos a ver las cosas diferentemente. Mi
objetivo es crear una terapia de las ideas, tratar de aportar nuevas
ideas, de modo que podamos ver de modo diferente los mismos viejos
problemas.
London: Ud. ha afirmado que escribe a partir de "la rabia, el disgusto y la destrucción"
Hillman:
Me he encontrado con que la psicología contemporánea me enfurece con
sus ideas simplistas acerca de la vida humana, y también su vacío. En la
cosmología que subyace a la psicología, no hay ninguna razón para que
estemos aquí o hagamos algo. Nos vemos compelidos por los resultados
del Big Bang, hace billones de años, que eventualmente produjo la vida,
que eventualmente produjo a los seres humanos, y así sucesivamente.
Pero y yo? Soy un accidente, un resultado -y por consiguiente una
víctima.
London: ¿Una víctima?
Hillman:
Bueno, si sólo soy un resultado de causas pasadas, soy una víctima de
estas causas pasadas. No hay mayor significado detrás de las cosas que
proporcione una razón para estar aquí. O, si lo considera desde una
perspectiva sociológica, soy el resultado de la crianza, la clase, la
raza, el género, los prejuicios sociales y la economía. Nuevamente soy
una víctima. Un resultado.
London: ¿Y qué
acerca de la idea de que nos hacemos a nosotros mismos, de que puesto
que la vida es un accidente, tenemos la libertad de transformarnos en
lo que queramos?
Hillman: Sí, adoramos la idea
del hombre que se ha hecho a sí mismo (self-made man), de otro modo
iríamos a la huelga en contra de que Bill Gates tenga todo ese montón
de dinero! Adoramos esa idea. Votamos por Perot. Creemos que es un
hombre honesto, maravilloso, grande. Enviamos dinero para su campaña, a
pesar de que es uno de los capitalistas más ricos en nuestra cultura.
Imagínese, enviar dinero a Perot! Es increíble, y sin embargo es parte
de ese culto a la individualidad.
Pero la cultura está pasando
por una depresión psicológica. Nos preocupa nuestro lugar en el mundo,
ser competitivos: ¿tendrán mis hijos tanto como tengo yo? ¿Llegaré a
tener mi casa propia? ¿Cómo puedo comprarme un coche nuevo? ¿Me
quitarán los inmigrantes mi mundo blanco? Toda esta ansiedad y
depresión arroja dudas acerca de si puedo lograrlo como un individuo
heroico estilo John Wayne.
London: En "El código del alma" Ud. habla acerca de "la teoría de la bellota". ¿Qué es eso?
Hillman:
Bueno, es más un mito que una teoría. Es el mito de Platón de que uno
llega al mundo con un destino, aunque él emplea la palabra "paradigma" o
arquetipo en lugar de destino. La teoría de la bellota dice que existe
una imagen individual que le pertenece a tu alma.
El mismo mito
puede encontrarse en la kabbalah. Los Mormones también lo tienen. Los
Africanos también lo tienen. Los Hindúes y los Budistas también lo
tienen de diferente manera -lo vinculan más con la reencarnación y el
karma, pero aún así uno llega al mundo con un destino particular. Los
indios americanos también lo tienen y muy fuerte. De modo que todas
estas culturas a lo largo del mundo tienen esta comprensión básica de la
existencia. Sólo la psicología americana no la tiene.
London: En nuestra cultura tendemos a pensar en la vocación en términos de "profesión" o "carrera".
Hillman:
Sí, pero la vocación puede referirse no sólo a maneras de hacer -esto
es, trabajo- sino también a maneras de ser. Por ejemplo ser amigo.
Goethe decía que su amigo Eckermann había nacido para la amistad.
Aristóteles hacía de la amistad una de las grandes virtudes. En su libro
sobre ética, tres o cuatro capítulos están dedicados a la amistad. En
el pasado, la amistad era algo inmenso. Pero para nosotros es difícil
pensar en la amistad como una vocación, porque no es una profesión.
London: La
maternidad es otro ejemplo que viene a la cabeza. De las madres se
espera que tengan una vocación, por encima y más allá de ser una madre.
Hillman:
En efecto, no es suficiente sólo ser madre. No es sólo la presión
social sobre las madres por parte de ciertos tipos de feminismo y otras
fuentes. También hay presión económica. Es una terrible crueldad del
capitalismo depredador: ambos padres tienen que trabajar ahora. La
familia debe tener dos fuentes de ingreso a fin de comprar las cosas que
son deseables en nuestra cultura. De modo que la degradación de la
maternidad -el sentimiento de que la maternidad no es en sí misma una
vocación- también surge por la presión económica.
London: Qué implicaciones tienen sus ideas para los padres?
Hillman:
Creo que lo que digo debiera aliviarlos enormemente y hacerlos desear
prestar más atención a su hijo, este extraño que ha aterrizado en medio
de ellos. En lugar de decir "Este es mi hijo" deben preguntarse "¿Quién
es este niño que ocurre que es mío?" Entonces tendrán mucho más
respeto por el niño y tratarán de tener abierto los ojos para las
ocasiones en que el destino del niño pudiera mostrarse -como en la
resistencia en la escuela, por ejemplo, o un conjunto de síntomas raros
en un año, o una obsesión con una cosa u otra. Quizás allí esté
ocurriendo algo muy importante que los padres no habían advertido
antes.
London: Los síntomas son vistos usualmente como debilidades.
Hillman:
En efecto, de modo que se busca algún tipo de programa médico o
terapéutico para liberarse de ellos, cuando los síntomas podrían ser la
parte más crucial del niño. En mi libro hay muchas historias que
ilustran ésto.
London: ¿Cuánta resistencia ha encontrado a su idea de que eligimos a nuestros padres?
Hillman:
Bueno, le molesta a mucha gente que odia a sus padres, o cuyos padres
fueron crueles, abusaron de ellos o les abandonaron. Pero si uno
considera la idea un momento, es sorprendente cómo puede liberarlo a uno
de mucha culpa y resentimiento y fijación en los padres.
London: Tuve
una larga discusión sobre su libro con una amiga que es madre de una
niña de seis años. Si bien acepta la idea de que su hija tiene un
potencial único, acaso incluso un "código", está preocupada de lo que
eso puede significar en la práctica. Teme que pudiera abrumar a la niña
con muchas expectativas.
Hillman: Esa es una
madre muy inteligente. Creo que la peor atmósfera para una criatura de
seis años, es aquella en la que no hay ninguna expectativa. Esto es, es
peor para el niño crecer en un vacío donde "lo que hagas está bien,
estoy segura de que triunfarás". Esta es una manifestación de
desinterés. Dice: "Realmente no tengo ninguna fantasía para tí". Una
madre debiera tener alguna fantasía sobre el futuro de su hijo. Por lo
menos aumentará su interés en su hijo. No se trata de convertir la
fantasía en un programa para que el niño vuele en avión a lo largo del
país. Eso sería la satisfacción de los propios sueños de los padres.
Eso es diferente. Tener una fantasía -la cual el niño intentará cumplir
o contra la cual se rebelará furiosamente- da al menos al niño alguna
expectativa que cumplir o que rechazar.
London: ¿Y qué piensa de la idea de someter los niños a tests para determinar sus aptitudes?
Hillman:
Las aptitudes pueden mostrar la vocación, pero no son el único
indicador. Las ineptitudes o limitaciones pueden revelar aún más la
vocación que el mismo talento, curiosamente. O puede haber una formación
muy lenta del carácter.
London: ¿Cuál es el primer paso para entender la propia vocación?
Hillman:
Es muy importante preguntarse a sí mismo: "Cómo puedo ser útil a los
demás? ¿Qué quieren la gente de mí?" Esto bien podría revelar para qué
está uno aquí.
London: Ud. ha escrito que "la gran tarea de cualquier cultura es mantener los invisibles en contacto". ¿Qué quiere decir con ello?
Hillman:
Es una idea difícil de explicar sin abandonar la psicología e
introducirse en la religión. No hablo sobre quiénes son los invisibles, o
dónde viven o qué quieren. No hay teología en ello. Pero es el único
modo en que los humanos podamos dejar de ser tan humano-céntricos:
permanecer vinculados a algo otro que humano.
London: ¿Dios?
Hillman: Sí, pero no tiene que ser necesariamente algo tan elevado.
London: ¿Nuestra vocación?
Hillman:
Creo que el primer paso es darse cuenta de que cada uno de nosotros
tiene tal cosa. Y luego debemos mirar hacia atrás en nuestras vidas y
considerar algunos de los accidentes y curiosidades y rarezas y
problemas y enfermedades y comenzar a ver más en estas cosas de lo que
habíamos visto antes. Plantea preguntas, de modo que cuando ocurren esos
pequeños y peculiares accidentes, uno se pregunta si hay algo más en
acción en nuestra vida. No tiene que involucrar necesariamente una
experiencia extra corporal durante una intervención quirúrgica ni el
tipo de magia de alto nivel que la New Age intenta meternos. Es más una
sensibilidad, tal como la que tendría una persona que viviera en una
cultura tribal: el concepto de que hay otras fuerzas en acción. Un modo
de vivir más reverencial.
London: En
algunos sentidos UD. es un crítico de la Nueva Era (New Age). Sin
embargo he advertido que un par de críticos de "El código del alma" lo
han colocado en la categoría de New Age. ¿Qué siente al respecto?
Hillman:
Bueno, algunos críticos tienen prejuicios cientificistas. Para ellos,
mi libro debería ser ciencia o sino charlatanería new age. Es muy
difícil encontrar una tercera alternativa en nuestra sociedad tan
competitiva. Tomemos el caso del periodismo, donde todo se presenta como
una persona en contra de otra: "Ahora vamos a escuchar la posición
opuesta". Nunca hay un tercer enfoque.
Mi libro es acerca de un
tercer enfoque. Dice, sí, hay genética. Si, hay cromosomas. Sí, hay
biología. Sí, hay entorno, sociología, padres, economía, clase, y todo
eso. Pero hay también algo más. De modo que si viene a mi libro desde el
ángulo de la ciencia, lo verá como "new age". Si viene al libro desde
el ángulo de la new age, dirá que no va lo suficientemente lejos- es
demasiado racional.
London: Recuerdo una
charla pública que Ud. dio hace tiempo. La gente quería preguntarle
todo tipo de cuestiones acerca de su visión del alma, y Ud. parecía un
poco irritado con ellos.
Hillman: He estado
luchando con estas cuestiones durante treinta y cinco años. A veces me
irrito en una situación pública porque pienso, Oh Dios, no puede volver
a eso de nuevo. No puedo poner eso en una respuesta de dos palabras.
No puedo. Donde quiera que vaya, la gente dice "¿Puedo hacerle una
pregunta rápida?" Siempre es "una pregunta rápida". Bueno, mis
respuestas son lentas. (Risas)
London: Antes
mencionó a Goethe. El observó que nuestra mayor felicidad reside en
practicar un talento para el que fuimos hechos. ¿Somos tan
desgraciados, como cultura, porque estamos disociados de nuestros
talentos innatos, nuestro código del alma?
Hillman:
Creo que somos desgraciados en parte porque tenemos solo un dios, y es
la economía. La economía es un porteador de esclavos. Nadie tiene
tiempo libre, nadie tiene ocio. Toda la cultura está bajo una presión
terrible y fraguada de preocupaciones. Es difícil salirse de esa caja.
Esa es la situación dominante en todo el mundo.
Además, veo la
felicidad como un derivado, no como algo que se persigue por sí mismo.
No creo que pueda perseguirse la felicidad. Creo que esa frase es uno
de los pocos errores que cometieron los Padres de la Constitución.
Quizás querían decir algo distinto a lo que entendemos hoy - la
felicidad como el propio bienestar en la tierra.
London: Es difícil perseguir la felicidad. Parece acercarse a uno sigilosamente.
Hillman: Ikkyu, el monje loco japonés, tiene un poema que dice:
Uno hace esto, uno hace aquello
uno discute a la izquierda, uno discute a la derecha,
uno desciende, uno asciende,
esta persona dice no, uno dice sí,
adelante y atrás
uno es feliz
uno es realmente feliz
Lo
que está diciendo es: Detén todo ese absurdo. Realmente eres feliz.
Detente por un minuto y te darás cuenta de que eres feliz simplemente
siendo. Creo que es la búsqueda lo que echa a perder la felicidad.Si
abandonamos la búsqueda, está aquí mismo.
This Q&A was
adapted from the public radio series "Insight & Outlook." This
translation was made from the original English. It's also available in
Italian (translated by Rinaldo Lampis). An expanded version of the
interview — with additional questions contributed by journalist Russ
Spencer — appeared in the March 1998 issue of The Sun magazine under
the title, "From Little Acorns: A Radical New Psychology."