Amig@s de RedEHS, les compartimos la primera parte de éste interesante Reportaje a Bruce Lipton, sobre el efecto de las creencias en la salud:
...Ha
conseguido aunar ciencia y espíritu. No es poco mérito, sobre todo si tenemos
en cuenta lo alérgicos que son los científicos a los temas trascendentales.
Pero Bruce H. Lipton es un investigador valiente y también un gran comunicador.
Recorre medio mundo de conferencia en conferencia haciendo accesible a todos la
llamada “nueva biología” y lo hace con increíble pasión. Para explicar cómo funciona
la membrana celular –un tema complejo con términos como moléculas de
fosfolípidos, proteínas integrales, etc–, recurre a ejemplos como un sándwich
de mantequilla con aceitunas. Además de científico, es un divulgador nato y una
persona encantadora.
Como
biólogo, lleva décadas estudiando las células y ha llegado a la conclusión de
que los genes no son la clave de la vida, como asegura la élite científica. ¿En
qué no está de acuerdo?
Empecé mi carrera dando clases en la Universidad. Estaba enseñando que los
genes controlan la vida, pero tenía un problema con este tipo de enseñanza.
Según las teorías genéticas que conocemos, nosotros no elegimos nuestros genes.
Si no nos gustan nuestras características, no podemos cambiar nuestros genes.
Por tanto, si los genes controlan la vida, nosotros carecemos de ese control y
entonces somos unas víctimas.
Eso significa que, si hay casos de cáncer o de
diabetes en nuestra familia, nosotros no podemos hacer nada: soy una víctima y
no puedo cuidar de mí mismo, necesito que otros me cuiden. Son las empresas
farmacéuticas las que dicen que van a curarme y pagamos mucho dinero para ello.
Y es verdad que la medicina hace milagros, pero solo en traumatología, porque
si tengo un accidente, me hace falta otro corazón, me he roto una pierna, es
ahí donde es efectiva la medicina. Si preguntas a un médico cómo funciona el
cáncer, la diabetes, la artritis… cómo funciona la enfermedad, no lo sabe.
Conoce la práctica, pero no tiene respuestas.
¿Los
medicamentos pueden ser más peligrosos de lo que creemos?
Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa muchos problemas en el
cuerpo. Porque esta medicina basada en la farmacología no entiende cómo está
interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Simplemente, meten la sustancia
química en el cuerpo, pero las relaciones dentro del organismo humano son muy
complejas. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi cuerpo, no
solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que afecta a muchas
otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en
realidad, no son secundarios sino directos.
No entienden que el efecto de las
drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en EEUU,
¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Y esas personas
son muchas más que las que mueren por tomar drogas ilegales. Hay algo que no
funciona en la ciencia médica, porque están matando mucha más gente de la que
están ayudando. No saben cómo funciona el cuerpo ni las células. No quiero ser
muy duro con la medicina, porque hace cosas muy buenas, pero solo en
traumatología.
¿Por
dónde debería ir la investigación medica si quiere ayudar realmente en la
enfermedad?
Tiene que aprender cómo funcionan las células. Hay dos grandes errores en la
medicina. El primero es que creen que los genes controlan la vida. Dicen que se
encienden y apagan. Pero los genes son como el plano de un arquitecto, un plano
para crear las proteínas del cuerpo. Las proteínas nos dan nuestra estructura y
nuestro comportamiento.
Los genes no controlan la vida, son como un dibujo. Si
estamos ante un arquitecto y le preguntamos si su dibujo está encendido o
apagado, nos dirá que estamos locos. Y eso ocurre con los genes. Una vez que
tienes los planos, necesitas un contratista para hacer la casa. Ahora sabemos
que el sistema nervioso y la mente son ese contratista.
¿Cuál
es, entonces, la clave para comprender la naturaleza de la vida?
En 1967, hace 44 años, estaba trabajando con células madre. Algunos piensan que
la investigación con células madre es reciente, pero yo ya trabajaba con ellas
en los años 60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente
trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que
tenía del mundo. Puse una célula madre en un plato petri y, como cada diez
horas se divide en dos, al cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas
idénticas.
Luego cogí algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el
entorno celular (son más como peces porque viven en un entorno fluido). Cambié
la química en ese plato y ahí formaron músculo. Después, cogí otras del primer
plato y las puse en un entorno diferente, y se formó hueso, y otras se
convirtieron en grasa al volver a cambiar el entorno. Entonces, la pregunta es
muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo
único que era diferente era el entorno.
Cuando cojo células sanas y las coloco
en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un médico las mirara,
diría: “¿Qué medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina!
Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las
células sanan. Esto demuestra una cosa muy sencilla: el destino de la célula
refleja lo que está ocurriendo en el entorno. Cambia el entorno y entonces
cambiarás el destino. Eso de que los genes son los que controlan la vida es un
cuento. Es el entorno el que la controla. Los humanos somos una comunidad de 50
trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una
comunidad. El humano es un plato petri cubierto de piel. ¡Es verdad! Dentro de
mí hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es la sangre,
por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula.
¿Y qué
controla la química de la sangre dentro del cuerpo?
El sistema nervioso. ¿Y qué química crea el sistema nervioso en la sangre? Pues
depende del sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa. Por
ello, si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también
enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana. Por tanto, la
medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de
las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si
cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la
química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el
entorno. Pero hay una diferencia: la mente interpreta. Y así puede suceder que
estemos en un entorno muy sano, pero si la mente lo lee como un entorno
negativo o malo, crea una química que hará a mi cuerpo enfermar.
La diferencia
entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una
interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con
errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la
vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi
creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto
me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de
azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo
llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.
Pero
los científicos desprecian el efecto placebo y el poder de la mente
para sanar.
Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer
energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del
petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. Lo mismo
pasa con las empresas farmacéuticas. Venden fármacos y ¿poder sanar sin
fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica? No quieren que sanes
sin comprar sus fármacos.
¿Se puede poner energía en una capsula? Si fuera así,
las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar medicamentos,
la industria que los produce no gana dinero. Deberíamos poder decir que la
ciencia está separada de la industria farmacéutica, pero no es así, porque con
el dinero de esta se está pagando el desarrollo de la ciencia, y ese dinero
solo va esos estudios que dicen que las drogas funcionan. El dinero controla la
ciencia.
Explíquenos
cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la autocuración. He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una
dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro los ojos,
los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina,
oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa
química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien.
Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y
estas hacen dos cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo.
Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder
escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr
más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento.
La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te
mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir
produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células,
pero si se intefiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque
estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se
caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no
solo las del cáncer.
La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que
se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima
energía: cuando estás enfermo te sientes muy cansado porque tu energía la está
usando el sistema inmunitario. Si estoy huyendo de un león, deja de funcionar.
Simple. Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la
medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran
un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría.
En ésos casos, los médicos
dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es
tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un medicamento.
Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que
deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario.
De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo
mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre
de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas.
Las
tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden
crecer. Una vez que se apaga el sistema inmunitario, proliferan. Es como el
catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos
oportunistas. El 90 por ciento de la gente que va al médico es debido al
estrés, y también el cáncer funciona igual...
...Continuará la 2da. parte...